Vaya, con esa facilidad para actuar en función de las dificultades que se te presentan, eres capaz de esquivar los ataques y amoldarte a la situación. Eres como el agua, que esté contenida donde esté, se adapta a su forma.
Y eso no se consigue de la nada, por supuesto. Tu adaptabilidad se basa en la observación. Eres una esponja de absorber datos, experiencias y conocimientos, y por ello tu preparación para la lucha es excelente.
Conoces los puntos débiles del enemigo porque los has estudiado en silencio, con calma y paciencia; por eso pudiste escapar y liberar a los demás.
Cuando fuiste capturado apenas sabías nada, pero te juntaste con antiguos ingenieros, matemáticos, constructores y artesanos, y aprendiste de todos ellos durante este tiempo.
Así pudiste analizar el diseño de la prisión, localizar los circuitos electrónicos del sistema de seguridad y encontrar los puntos débiles de la estructura. Por último, gracias a tus conocimientos sobre materiales, sincronizaste el ataque. Con un punzón saboteaste la señal eléctrica a tiempo para que no saltasen las alarmas y con tus herramientas de trabajador abriste un hueco en la pared más fina, logrando una vía de escape a la libertad.
Ser capaz de identificar tus competencias te ayudará a ganar confianza, desarrollar tu efectividad y mejorar tu empleabilidad contribuyendo a tu empoderamiento y desarrollo personal.
¿No sabes cómo dar el siguiente paso? En Reconoce te ayudamos a conseguirlo
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