Dicen que la especie que predomina a lo largo de la evolución no es la más fuerte. Ni siquiera la más lista ni la más numerosa. La especie que sobrevive, la que sale adelante sin importar cuán fieros o peligrosos sean sus depredadores, es la especie que mejor se adapta al medio en que le ha tocado vivir.
Conseguiste sobrevivir durante todo este tiempo de esclavitud gracias a tu habilidad para poner de tu lado las situaciones más complicadas; supiste cómo conseguir herramientas perdiendo peso y colándote en los talleres; lograste endurecer tus manos a base de cavar en el patio de reclusión y mejoraste tu elasticidad colándote por los conductos de ventilación buscando una vía de escape.
Incluso te adaptaste cuando ibas a lanzar el ataque final que debilitaría por fin al enemigo antes de la huida, pues ellos cambiaron de estrategia y destrozaron vuestros planes en el último momento. Pero aún así, gracias a todos los cambios que hiciste en tu cuerpo, conseguiste acabar con ellos noquéandolos gracias a tu agilidad felina y a tu fuerza, adquiridas durante todo este tiempo de reclusión.
Ser capaz de identificar tus competencias te ayudará a ganar confianza, desarrollar tu efectividad y mejorar tu empleabilidad contribuyendo a tu empoderamiento y desarrollo personal.
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