Eres invisible.
Pero no porque desaparezcas, sino porque no te ven venir.
Tu astucia y tu calma ayudan que tu presencia pase inadvertida. Estás ahí, pero el enemigo no te detecta. Consigues mimetizarte con el entorno y atacar en el momento menos esperado. Eres como una sombra que se acerca sigilosa a las máquinas y en el instante en que te intuyen… ¡zas! Ya es demasiado tarde para ellas.
Como aquel día en el que dos robots centinelas te aislaron de los demás porque sabían que algo tramabas. Te colocaste al otro extremo de la celda y les diste la espalda. Ellos, pendientes de que no les plantaras cara, no fueron capaces de apreciar tu estrategia. Ibas dando pasitos muy cortos hacia ellos, siempre dándoles la espalda, y al no verte la cara, las estúpidas máquinas no dedujeron que ibas a atacarlas.
Cuando las tenías a un palmo de distancia, seguiste avanzando hacia atrás hasta pasar entre las dos, las inutilizaste arrancando los cables de sus nucas, abandonaste la sala y las encerraste en su interior.
Fue entonces cuando escapaste, abriste todas las celdas de tus semejantes, y pudisteis asaltar unidos las instalaciones.
Te tenían enfrente de sus narices, pero no te vieron huir. ¿Cómo iban a saber unos robots que podías escapar de ellos caminando al revés? Les comunicaste un mensaje con un lenguaje que ellos no podían entender.
Tu tacto y prudencia hicieron que tus intenciones, e incluso tu propia persona, os tornaseis invisibles. Y llevaste a la humanidad hacia la victoria.
Has vencido y conseguido salvar a la humanidad gracias a tu Tacto y Prudencia
Ahora que has derrotado a una raza de robots supersofisticados, te habrás dado cuenta de que las habilidades son importantes para desenvolverse ante muchas situaciones de la vida, ¿no?
Ser capaz de identificar tus competencias te ayudará a ganar confianza, desarrollar tu efectividad y mejorar tu empleabilidad contribuyendo a tu empoderamiento y desarrollo personal.
¿No sabes cómo dar el siguiente paso? En Reconoce te ayudamos a conseguirlo
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